Voy a tocarte la gaita para que se escuche nuestra melodía en toda la casa. Empezaré con mis labios, que besarán el soplete por el que entrará el aire y cuando tenga el fuelle hinchado, pleno, el roncón se hará sentir con su sonido grave, marcando la escala. Luego mis dedos, finos y ligeros, recorrerán una y otra vez el puntero, firme y enhiesto, hasta que salgan todas las notas como un tornado musical, una detrás de otra. Do, mi, sol, do, mi sol, do, mi, sol, faaa, re... Re, mi, fa, re, mi, fa, re, mi, fa, miii, do...
Te pondré a tono la payuela, y así no desafinarás nada ni te quedarás sin sonido a la mitad de la función. Te dejaré la presión justa para que la canción sea uniforme y no pierda fuelle de repente, para que no se acabe todo antes de tiempo. También pondré el payón a la medida y el Do grave del roncón inundará el aire de la estancia mientras tu y yo compartimos esta melodía alegre y rápida .
Inflaré el fuelle de tu pecho para que la gaita no se quede vacía y deje de sonar o baje el tono. Y conseguiré un concierto nocturno lleno de canciones, con breves descansos para que la humedad no haga estragos en el instrumento.
viernes, 19 de junio de 2020
jueves, 18 de junio de 2020
DIGITALES
Ya no hay hombres reales, son todos seres digitales. No se acercan en persona, se esconden pertrechados en las redes sociales, solicitando "amistades" peligrosas. No te hablan a la cara sino a través del mesenger. No muestran su verdadero rostro, se ponen una mascara que se cae al primer vistazo, carnaval todo el año que diluye su personalidad y los convierte en tristes y patéticos personajes. No te llaman para verte, se limitan a mensajes de whatsapp y solo cuando les apetece. Si les conectas de la misma manera te dejan en "Vista", rayita azul y desaparecen, cobardes...
Ya no hay hombres valientes que se arriesguen al contacto directo y continuo, a conocerte como persona, no solo como pubis andante, que temen quedar para tomar un café o una cerveza, o ir a un concierto juntos, al cine, a viajar acompañado, a tardes de abrazos y besos de verdad, con labios, no solo con lengua.
Ya no hay hombres de verdad, hay niños viejos, cómodos y cobardes, conformistas de encuentros breves y rápidos para desahogos sexuales mediocres y cortos y "si te he visto no me acuerdo" hasta el próximo calentón.
Ya no hay hombres honestos, que vayan de frente, que digan de verdad, lo que quieren, aunque con esa verdad se arriesguen a no conseguirla. Que no tengan temor a decir lo que sienten y a sentir algo más que una picazón entre las piernas. Sólo hay inmaduros que mienten para intentar llevarte al huerto y luego se excusan en su falta de promesas, minusválidos emocionales que no saben enfrentarse a sus carencias físicas y mentales, que tienen miedo a mirarse en el espejo de la sinceridad para no encontrar una imagen llena de mierda y mentiras que en nada se parece a un hombre.
Ya no hay hombres valientes que se arriesguen al contacto directo y continuo, a conocerte como persona, no solo como pubis andante, que temen quedar para tomar un café o una cerveza, o ir a un concierto juntos, al cine, a viajar acompañado, a tardes de abrazos y besos de verdad, con labios, no solo con lengua.
Ya no hay hombres de verdad, hay niños viejos, cómodos y cobardes, conformistas de encuentros breves y rápidos para desahogos sexuales mediocres y cortos y "si te he visto no me acuerdo" hasta el próximo calentón.
Ya no hay hombres honestos, que vayan de frente, que digan de verdad, lo que quieren, aunque con esa verdad se arriesguen a no conseguirla. Que no tengan temor a decir lo que sienten y a sentir algo más que una picazón entre las piernas. Sólo hay inmaduros que mienten para intentar llevarte al huerto y luego se excusan en su falta de promesas, minusválidos emocionales que no saben enfrentarse a sus carencias físicas y mentales, que tienen miedo a mirarse en el espejo de la sinceridad para no encontrar una imagen llena de mierda y mentiras que en nada se parece a un hombre.
viernes, 14 de febrero de 2020
Menú de San Valentín
Hoy toca menú picante. De primero serviré una sopa de marisco bien condimentada, con sus almejas, su langostino nadando en el caldo y mucho pescado. De segundo plato haré un buen chuletón, o quizás rabo de toro... Tal vez podría hornear un buen muslo de pollo, sería más fácil de digerir que el chuletón o el rabo. El pavo lo descarto, no me gusta porque parece más contundente que el pollo pero al final tiene menos sabor, es solo apariencia. El cabrito tampoco es una opción, demasiado complicado de cocinar y muy fuerte de digerir.
Lo acompañaré todo de ensalada con pepino, aliñada con sal y un poco de pimienta para darle ese picor tan característico. Y un buen chorrito de aceite para que esté todo bien lubricado. Evitaré la cebolla para que no haya lágrimas.
De postre me olvido de los soufless, que al final se bajan y se quedan en nada. Optaré por algo más saludable como la fruta: un buen plátano o un mango serían la opción ideal. Los lácteos también podrían entrar en la carta: un yoghourt griego, una cuajada...
Y tras un menú completo, nada mejor que una buena siesta.
Lo acompañaré todo de ensalada con pepino, aliñada con sal y un poco de pimienta para darle ese picor tan característico. Y un buen chorrito de aceite para que esté todo bien lubricado. Evitaré la cebolla para que no haya lágrimas.
De postre me olvido de los soufless, que al final se bajan y se quedan en nada. Optaré por algo más saludable como la fruta: un buen plátano o un mango serían la opción ideal. Los lácteos también podrían entrar en la carta: un yoghourt griego, una cuajada...
Y tras un menú completo, nada mejor que una buena siesta.
miércoles, 29 de enero de 2020
CAZADORES DE FRACASOS
Veo la desesperación de toda esa gente que necesita de otro individuo para conseguir llegar al éxtasis. Veo a quienes se quedan sin pareja, salir a la caza de sexo, deseperadamente, incapaces de estar solos en una cama, queriendo sustituir al supuesto amado en cuestión de días o semanas. Prisas por no sentirse fracasados, por demostrar al mundo que no están solos. Miedos. Miedo a la soledad, a la insatisfacción, a las carencias, a no sentirse completos, a no tener un cuerpo desnudo al lado en el que meterse o que le meta, sea cual sea, sin importar quien sea.
Miro a toda esa gente y me dan lástima. Se que esas prisas no son buenas, que correr en busca del amor solo les va a hacer tropezar una y otra vez en la misma piedra, la piedra de las apariencias, del autoengaño, de la solución fácil pero incorrecta, de las relaciones superficiales que se limitan a lo físico, o que intentan ser algo más pero solo parten del deseo carnal, de la necesidad física como perros en celo.
No soy, quizás, la persona más indicada para juzgar a nadie, ni con más experiencia, pero se que no tengo miedo por que soy autosuficiente en lo sexual desde que soy persona: mi mente y mis manos me llevan donde yo quiero y cuando lo deseo. Se que no necesito compartir mi cama para sentirme una persona realizada y que si lo hago es por quien merezca la pena conocer, más allá de un coito mediocre. Se que cuando se comparte un colchón, se comparte con una persona, no con un pene o una vagina. Que hay que entregar algo más que cinco minutos y un poco de carne, hay que entregar parte de uno si no se quiere fracasar. Porque al final, tanto comercio de carne, de sonrisas falsas, de amistades puramente sexuales, solo conduce al fracaso emocional, a la muerte como ser humano capaz de razonar, convertido en animal.
Miro a toda esa gente y me dan lástima. Se que esas prisas no son buenas, que correr en busca del amor solo les va a hacer tropezar una y otra vez en la misma piedra, la piedra de las apariencias, del autoengaño, de la solución fácil pero incorrecta, de las relaciones superficiales que se limitan a lo físico, o que intentan ser algo más pero solo parten del deseo carnal, de la necesidad física como perros en celo.
No soy, quizás, la persona más indicada para juzgar a nadie, ni con más experiencia, pero se que no tengo miedo por que soy autosuficiente en lo sexual desde que soy persona: mi mente y mis manos me llevan donde yo quiero y cuando lo deseo. Se que no necesito compartir mi cama para sentirme una persona realizada y que si lo hago es por quien merezca la pena conocer, más allá de un coito mediocre. Se que cuando se comparte un colchón, se comparte con una persona, no con un pene o una vagina. Que hay que entregar algo más que cinco minutos y un poco de carne, hay que entregar parte de uno si no se quiere fracasar. Porque al final, tanto comercio de carne, de sonrisas falsas, de amistades puramente sexuales, solo conduce al fracaso emocional, a la muerte como ser humano capaz de razonar, convertido en animal.
martes, 28 de enero de 2020
POSTRE
Parecía un postre consistente, con cuerpo, de esos que te dejan plena y ponen la guinda a un buen menú. Una masa bien hecha, un aspecto no demasiado atractivo en su cara pero con un punto picante que atraía con facilidad. Nata, canela y cobertura de zanahoria. Decía "Cómeme, cómeme" de diferentes formas, insistente, incitándome a diario a que lo probara, mostrándose continuamente con su mejor aspecto, como una magdalena envuelta en blondas y puntillas. Y se hizo más apetecible, hasta que un día le di un pequeño bocado.
Entonces se escondió detrás del escaparate, temeroso de que me lo comiera todo. Empezó a criar corteza y quedarse duro, como un pan de varios días. Y al final resultó que le gustaba que lo probaran muchas bocas pero sin llenar a ninguna, solo una pequeña cata para que no se pudiera saborear su esencia, para no darse por completo ni satisfacer a nadie. Un pastel mordisqueado por muchas bocas que acabó resultando un souflé venido a menos, sin haber deleitado a ningún paladar. Un quiero y no puedo que sólo dejó una impresión efímera y un regusto a escasez.
Definitivamente me quedo con el chocolate...
Entonces se escondió detrás del escaparate, temeroso de que me lo comiera todo. Empezó a criar corteza y quedarse duro, como un pan de varios días. Y al final resultó que le gustaba que lo probaran muchas bocas pero sin llenar a ninguna, solo una pequeña cata para que no se pudiera saborear su esencia, para no darse por completo ni satisfacer a nadie. Un pastel mordisqueado por muchas bocas que acabó resultando un souflé venido a menos, sin haber deleitado a ningún paladar. Un quiero y no puedo que sólo dejó una impresión efímera y un regusto a escasez.
Definitivamente me quedo con el chocolate...
sábado, 4 de enero de 2020
Erotismo literal
Se dirigió al estante y deslizó el libro de su escondite. Retomó la lectura en el punto donde todo empezaba... El ambiente, la situación, los personajes, la puesta en escena... Pronto se vio inmersa en una ola de deseo que fue creciendo como un tsunami.
Recordó la primera vez que había leído aquellas líneas llenas de erotismo: estaba en un prado tomando el sol, rodeada de gente y no podía dar rienda suelta a sus ganas. Fue ese día cuando descubrió hasta donde podía llegar. En su casa hubiera recurrido a acariciarse hasta alcanzar el clímax, pero allí, rodeada de personas, no podía. Sin embargo, eso sirvió para descubrir algo de sí misma que desconocía.
Y ahora, en la intimidad de su casa, repetía la experiencia porque le hacía sentir poderosa, conocedora de su cuerpo y de las posibilidades insospechadas que poseía. Siguió leyendo, concentrada en las sensaciones que las palabras despertaban en su piel, en sus entrañas, sin moverse, sin tocarse siquiera. No necesitaba a nadie, ni a su mano, solo con su mente, imaginando aquello que leía y sintiéndolo físicamente con una intensidad desbordante. Y al final llego todo, una marejada de éxtasis que la inundó y por la que surfeó una oleada tras otra,durante varios minutos eternos hasta llegar a las orillas de la satisfacción conseguida. No necesitaba penes, ni manos, ni lenguas... Solo necesitaba palabras impresas.
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