sábado, 20 de octubre de 2018

Olores

Tu pelo huele a campo y a bosque en primavera, a hierba húmeda de rocío, a flores y miel dorada. Tu piel a lluvia de otoño, a tierra mojada, a vida que surge de la nada y lo llena todo. Tus manos... Tus manos huelen a mar bravío, a sal y arena estival en la que estirar mi cuerpo desnudo al sol, para que lo toques con ellas, rendido a tu tacto. Tu cuerpo huele a especias, a clavo y canela, a hierro y madera, a hombre...
Cierro los ojos e inspiro despacio, recreándome en las percepciones de mi nariz, analizando cada uno de los perfumes que desprendes con tu paso, memorizándolos a fuego en mi mente para que no se me olviden, imaginándote. Y tus olores inundan mis sentidos, penetran hasta la última neurona del cerebro, lo aturden, lo conmocionan, lo dejan ansioso de deseo por ti.
Vuelvo a centrarme en la vista, abro los ojos y miro a mi alrededor buscando al emisor de tantos aromas, al encantador de sirenas, al que tiene mi cabeza dislocada y mi corazón herido. Y sólo veo imágenes de una arboleda junto a una playa en la que se desborda la espuma del mar solitaria... Como yo.

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