sábado, 12 de mayo de 2018

PESADO



Eres un pesado. Todos los días lo mismo. De día no te veo nunca y por la noche apareces de repente, sin previo aviso y te pasas en vela las horas, molestando, cantando tu sonata e impidiéndome el sueño. Por más que quiero que te alejes de mí, al final, siempre vuelves y no encuentro una forma efectiva de echarte o de que te decidas a marchar de mi casa y no vuelvas nunca más. Búscate a otra a la que puedas hacer la vida imposible, a la que puedas dejar todas las noches sin dormir. Yo no quiero compartir mi cama contigo, ni mis horas de sueño. Por tu culpa, todas las mañanas me levanto agotada y debo ir al trabajo con la mente embotada y la sensación de haber pasado las últimas horas metida en una centrifugadora. Cada vez que te oigo susurrar en mi oído me apetece pegarte, darte un tortazo y acabar con ese sonido chillón que se mete en mi oreja y me taladra el cerebro. Un día de éstos lo haré. No te quepa la menor duda. Sacaré el brazo de debajo de las sábanas y te aplastaré con mi mano. Y entonces ya no podrás molestar ni darme picotazos. Nadie llorará por un mosquito menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario